lunes, 3 de diciembre de 2007

Veinte años después

Como en la novela homónima de Alejandro Dumas han tenido que pasar nada más y nada menos que veinte años para que el Athletic, cual D’Artagnan con sus amigos mosqueteros, se reencuentre con la victoria de Valencia. Para ver todo lo que ha llovido desde entonces no hay más que recordar que por aquél entonces el campo se llamaba Luis Casanova y que en el Athletic formaron Biurrun, Ferreira, Andrinua, Liceranzu, Alkorta (Patxi Salinas, 78), Gallego, Joseba Agirre (Elgezabal, 39), Urtubi, Uralde (Sarabia, 39) (Lizarralde, 79). Puede que a los más jóvenes no les suene más de un nombre de la lista.

Por una vez, resultó satisfactorio ver a un equipo aguerrido atrás e intentado jugar de medio campo para arriba con velocidad, sustentado por un Yeste que se erigió en protagonista desde el principio para llevar el balón por abajo, y ver a un Fernando Llorente bregador, superior en la pugna por alto a los defensas y capaz de anclar a la zaga ché, y al que los dos goles deben servir de bálsamo para tomar impulso y convertirse en piedra angular del ataque. Parece que otros también quieren asomar la cabeza, como David López e Iraola que han tenido un comienzo de curso muy por debajo de lo que deben ofrecer al equipo.

Sabemos que el Athletic tiene muchas limitaciones y carencias, pero ayer se marcó el camino. Hay días en que no entra la pelotita, pero no puede ser que andemos toda la vida como hermanas de la caridad perdiendo puntos en el último minuto, y ayer no se podía fallar viendo cómo había ido el resto de la jornada. La victoria proporciona la satisfacción del cómo se ha conseguido y el alivio momentáneo de verse en cabeza del pelotón de los torpes, pero hará falta encadenar algún resultado positivo más para tomar aire con tranquilidad.

Por tanto, no caben más felicitaciones que las justas y hay que empezar a pensar ya en esa cita ineludible anual para los bilbaínos: el partido contra el Real Madrid.