Hoy es uno de esos días señalados en la efeméride cinematográfica puesto que se cumplen 30 años del fallecimiento de Groucho Marx. Como ocurriera entonces, y a pesar de la relevancia del personaje, los medios de comunicación se han acordado discretamente de la fecha a diferencia de lo sucedido con el aniversario de la muerte de Elvis Presley. El 19 de agosto de 1977 Estados Unidos y parte del extranjero seguía todavía conmocionado por la pérdida del rey del rock y la muerte de Groucho pasó de puntillas.
No vamos a hablar aquí de la biografía del hombre del falso bigote y el andar vacilón, puesto que está todo dicho y quien quiera podrá encontrar suficientes referencias. Simplemente una recomendación: acérquense a la filmografía de los Marx y al mundo que los rodeó, historias tan increíbles (algunas de ellos incluso inventadas por el propio Groucho) como las de los hermanos sólo podían dar lugar a películas como las que hicieron.
Algunos, los que sólo saben beber de las exquisitas fuentes del humor y el cine en toda su pureza, todavía los seguirán despreciando y dirán que eso no es cine; puede que así sea, que sus películas sólo sean una excusa para la verborrea e irreverencia de Groucho, la picaresca de Chico y el humor físico de Harpo (a quien el propio Buster Keaton ayudó a preparar alguno de sus gags); que sea humor de vodevil (al fin y al cabo, las acciones y chistes que tan espontáneos parecían en las películas habían circulado previamente por todo el país para ser moldeados y mejorados en función de la respuesta del público de los teatros.
Da igual. Las películas de los hermanos Marx ocupan un lugar en el imaginario popular y cada vez que se visionan se puede descubrir algo nuevo. Si os da miedo el blanco y negro o pensáis que los números musicales están de sobra en la película, puede que tengáis razón, pero eso no debe ser óbice ni cortapisa para darles una oportunidad.
Y para empezar por algún lado, nada mejor que “Una noche en la ópera”, película con no menos de media docena de escenas cómicas memorables y que la mayoría conoceréis:
-La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte.
-La escena del camarote.
-...
Además la película es recomendable por partida doble, ya que además de la parte de la risa, incluye grandes escenas de la ópera “Il trovatore” de Verdi. Disfrutadla, y si puede ser, hacedlo en versión original, porque algunos de los números cómicos pierden al ser doblados al castellano.
P.D.: Por supuesto, no podría de faltar una de las innumerables citas que nos dejó Julius: “En las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste”.