viernes, 26 de octubre de 2007

¿Con qué países hace frontera la República Checa?

No es una de las preguntas más habituales que uno puede hacerse cuando se levanta por la mañana, pero según en qué sitios y a qué horas saber su respuesta bien puede valer para ganarse una cena (todo hay que reconocerlo, cena ganada por méritos propios de los habitantes de cierto piso de Uribe Auzoa, y por méritos ajenos de vecinos de los pisos cercanos).

La cuestión es que de vez en cuando no viene mal dedicar unos momentos de la vida a la distracción, momentos en los que te puedes acabar junto con los que día sí y día también tienes frente a ti.

Una situación parecida es retratada por Serrat en una grandísima canción, “Fiesta”, que se vio afectada en su día por la censura (los términos en negrita fueron sustituidos en su día por versiones más “amables”). Si leéis el texto entero entenderéis su significado (es un poco largo pero merece la pena):

Gloria a Dios en las alturas,
recogieron las basuras
de mi calle, ayer a oscuras
y hoy sembrada de bombillas.

Y colgaron de un cordel
de esquina a esquina un cartel
y banderas de papel

lilas, rojas y amarillas.

Y al darles el sol la espalda
revolotean las faldas
bajo un manto de guirnaldas
para que el cielo no vea,

en la noche de San Juan,
cómo comparten su pan,

su mujer y su galán,
gentes de cien mil raleas.

Apurad
que allí os espero si queréis venir
pues cae la noche y ya se van
nuestras miserias a dormir.

Vamos subiendo la cuesta
que arriba mi calle
se vistió de fiesta.

Hoy el noble y el villano,
el prohombre y el gusano
bailan y se dan la mano
sin importarles la facha.

Juntos los encuentra el sol
a la sombra de un farol
empapados en alcohol

magreando a una muchacha.

Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.

Se despertó el bien y el mal
la zorra pobre al portal
la zorra rica al rosal

y el avaro a las divisas.

Se acabó,
que el sol nos dice que llegó el final.
Por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.

Vamos bajando la cuesta
que arriba en mi calle
se acabó la fiesta.

Pues eso, hoy le toca otra vez a cada cual ocupar su sitio, pero mientras tanto, que nos quiten lo bailao.

martes, 23 de octubre de 2007

Mudanza

Dicen que en tiempos de crisis no conviene hacer mudanza, lo cual, a la vista de los acontecimientos de los últimos días nos lleva a una de las siguiente hipótesis: o todo va muy bien, como decía el hombrecito del bigote y es normal que nos movamos de sitio, o somos unos incoscientes y hemos dado un paso sin saber si había tierra firme bajo nuetros pies. Como doctores tiene la Santa Madre Eskola y donde manda capitán no manda marinero, pues ya está hecho y a lo hecho pecho (me ha quedado una frase muy cantinflera que no va a ninguna parte).

Los más allegados laboralmente saben de lo que hablo: del cambio de despacho con traslado ultrarápido incluido que hicimos el viernes de la pasada semana. Prácticamente sin preaviso, y a pesar de que en un principio se nos llenaba la boca entonando el “No nos moverán” (faltaba Chanquete), empacamos sumisamente todo los trastos que teníamos, metimos un poco de porquería en los armarios y tiramos las pruebas del delito convenientemente hechas añicos (no sé cuántos sacos se pudieron llenar de papel inservible en su mayoría, pero por momentos parecía que con lo que ahí había nos podían mandar a la cárcel para 20 años). Como documento gráfico se adjuntan algunas imágenes del antes y el después.

¿Y los nuevos aposentos? De momento le sacamos más pegas que otra cosa (hay que reconocer que somos un tanto quejicas): nos llega todo el ruido de la carretera, estamos más lejos de los becarios, la cafetera de la sala de reuniones queda apartada (y qué decir del excusado), con la nueva disposición de los ordenadores no nos vemos las caras (lo cual no es ni bueno ni malo, sino linealmente dependiente de las ganas de levantar el país que se tengan en cada momento). Hasta nos han dejado espacio libre para una posible ampliación de negocio. Los únicos contentos parecen ser aquellos que han quedado solos donde antes estábamos nosotros, pero que no se preocupen que nuestra sombra es alargada (casi tiene hasta tres dimensiones, como los osciloscopios con eje Z).

Bueno, está claro que estoy desvaríando. Será por la excelencia del fin de semana deportivo. Pero de eso hablaremos mañana.

Txintxo izan eta konten bizi.