lunes, 24 de diciembre de 2007

Berri on batekin nator zuengana: Jesus paketsua Lurrera etorri da

Así comienza uno de los cánticos que más se oirá en la tarde-noche de hoy por las calles de la comarca, el Olentzero Bidasotarra, que junto con otros villancicos adornará la Nochebuena un año más.

En mi caso, por cuarto año, prepararé la garganta para salir a cantar con el coro de la Parroquia, un coro que a sus cuarenta y cinco años ha perdido algunas fuerzas, pero ni un ápice de ilusión para afrontar una de las tardes más bonitas del año.

El ritual para este día es siempre similar. Por la mañana una selección de villancicos hasta la hora de comer incluyendo villancicos vascos y los clásicos estadounidenses al estilo crooner como Bing Crosby, Nat King Cole, Andy Willian, Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Dean Martin o Mario Lanza. Comida frugal que con la tripa demasiado llena no se canta bien y a prepararse.

Lo reconozco, el hecho de enfundarme el blusón negro, atarme la gerrikua, calzarme las abarcas y tocarme con la boina negra es algo que, al igual que en la mañana del día de San Marcial, me emociona y espero que siga haciéndolo durante muchos años, porque la da un significado especial a las fiestas.


Vestido el traje de faena el punto de encuentro es fijo, 16.00 en Txatxene, y una vez reunida la tropa toca atender a otra de las citas obligadas: la foto delante de alguna casa o caserío del barrio que vaya a ser tirado o reformado. Esta instantánea anual ofrece la posibilidad de ver cómo han cambiado a lo largo de los años tanto los otrora verdes parajes de Ventas como algunos de los cantores.















Nos espera una tarde de cantos de casa en casa, donde nos reciben con las puertas abiertas porque son ya muchos años en los que el coro no ha faltado en sus hogares. Mientras unamos nuestras voces alrededor del pesebre me acordaré de todos vosotros.

Quedad con Dios. Eguberri on!