jueves, 6 de septiembre de 2007

Ciao, Luciano

Una nueva voz ha pasado hoy a engrosar las filas de los coros celestiales y no es una voz cualquiera. Se trata de la voz del tenor que más repercusión ha tenido en la segunda mitad del s.XX. Dominador absoluto de los escenarios operísticos desde mediados de los 60 hasta finales de los 80, dejó muestra de su extradionaria voz a la que sólo podía igualar su bonhomía.

Desde su debut en 1961 en el papel de Rodolfo dejó claro que iba a ser un tenor que marcaría un antes y un después. Coronado como rey del Do agudo, su voz de tenor lírico conquisto poco a poco La Scala, el Covent Garden hasta llegar al Metropolitan de Nueva York, donde fue protagonista de varios hitos:

-hizó enloquecer al público durante varias funciones en 1972 con los 9 Do agudos presentes en “La fille du régiment” ganándose una portada en la revista Time.
-fue protagonista de la primera ópera retransmitida en directo por televisión desde el Met en 1977 (La Bohème).

Lanzado a la fama mundial, se aprovechó de ella para en los últimos tiempos encabezar proyectos de distinta índole: “Los tres tenores” junto con sus amigos Domingo y Carreras, “Pavarotti&Friends” con figuras de la música pop. Criticado por muchos viendo que se estaba alejando de las líneas más puras de la ópera, sin embargo presentó esta disciplina al gran público de manera que pudiera ser digerida por éste.

Se acercó a nosotros en alguna que otra ocasión (y creo que también tuvo alguna cancelación), pasando por el Coliseo Albia para cantar Manon o la previamente citada “La fille du régiment”. Además, fue protagonista de uno de los actos más importantes del centenario del Athletic Club de Bilbao, protagonizando un concierto ante cerca de 30.000 personas en el campo de fútbol de San Mamés.

En definitiva, pese a las críticas recibidas en los últimos tiempo, Luciano nos deja el recuerdo de sus actuaciones en las que personajes como Rodolfo en “La bohème”, Nemorino en “L’elisir d’amore” o Tonio en “La fille du régiment”, eran sus mejores interpretaciones, dado que todos estos roles presentaban una personalidad similar a la del afable Pav.

Personalmente, siempre ha sido uno de mis preferidos junto con Alfredo Kraus. Probablemente, es el primero que recuerdo haber visto en televisión cuando en los años 80 la televisión francesa le dedicaba bastantes veladas (ya podrían aprender algunos por aquí). Seguramente, habría muchos tenores mejores que él cantando muchos papeles y, sobre todo, en el aspecto interpretativo, pero su voz inconfundible transmitía algo que otros no han podido igualar.

El tiempo pondrá a cada uno en su sitio pero, indudablemente, Luciano Pavarotti, que conoció la fama y la gloria en vida, ocupará ahora también lugar de tronío en el Olimpo musical.

All'alba vincerò

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