domingo, 20 de mayo de 2007

Ya es muy tarde (2)... o engordar para morir

Dos horas pegado a la pantalla del ordenador viendo la insulsa página de la Liga Asobal. Una victoria en Granoller. ¡Bien chavales! Bazan garaia! Pero, sin embargo, resulta un esfuerzo baldío, como la semilla que el sembrador salió a sembrar y cayo en terreno estéril.

El Bidasoa está obligado a ganar al CAI Aragón y a apelar al milagro en el Universitario de Pamplona. Puede que el Portland tenga la Liga perdida para cuando se celebre ese partido, incluso puede que el próximo fin de semana estemos ya en División de Honor B, pero si nos jugamos algo en Pamplona y caemos por una vez, y sin que sirva de precedente, no podré echarle la culpa a Zupo.

Tengo malísimos recuerdos de mi única visita a Pamplona. Yo era un chaval (como ahora) menor de edad y tuvimos la bonita idea de hacer una visitilla al pabellón Arrosadía. El ambiente, espectacular, con un público entregado y bastante faltón. Por entonces, el Bidasoa era un grande y a San Antonio no había llegado el dinero fresco de los cementeros. Allí había un ídolo, uno de los más grandes en la portería, Sandru Bulligan. Espectacular el fervor con el que los parroquianos aclamaban cada acción del guardameta rumano (esto me recuerda una cancioncilla); ya empezaban a subírsenos a las barbas: 26-26. Por cierto, ese mismo día Abraham Olano ganaba una contrarreloj en la Vuelta a España.

Abraham y Bidasoa, ¡cómo pasa el tiempo!

No hay comentarios: